Son atrevidos, son consecuentes,
son expertos y son valientes.
No hay sueño al que no aspiren,
ni reto al que no se enfrenten.
No se dejan llevar por rumores.
No se ofenden con coplas vacías.
Y no pierden tiempo en sesiones
con quienes no les aportan vida.
Son invencibles porque así se sienten.
Son indomables, a no ser que quieran
dejarse llevar por corrientes
que les merezca la pena.
Son lo que son porque lo han vivido.
Son cuarenta y dos primaveras,
cuarenta y dos años sentidos.
Y otros cuarenta mil quisiera
si en ellos cuento contigo.
Siempre en camino.