martes, 22 de abril de 2014

43 años, 43 versos que me hacen persona

Es la repercusión consciente la que me llena,
la que me atrapa, la que me invita,
la que me enciende una llama plena
y se divierte con quien critica.

Es el vaivén de los días el que me intriga,
el que me apasiona, el que me empuja.
Es la caprichosa evolución de la vida
y sus sorpresas las que me embrujan.

Es tu sonrisa al llegar a casa,
tu abrazo intenso,
tus besos mojados,
tu amor incondicional,
tu “mamá, qué te pasa”,
y tu mensaje oportuno,
y tu oportuno silencio,
y tus buenos días,
y tus canciones,
y tus miradas,
y tus cabreos,
y tus llamadas.

Me encuentro y me vivo en ti
porque me afectas.
En ti, que te tengo.
En ti, que te fuiste.
Y en ti, que me olvidaste.
Ahora también en ti,
que te echo de menos,
y en ti, que me esperas,
y no puedo olvidarte a ti,
que te preocupas,
ni a ti, que te enfadaste.

Me miro y me disfruto en ti
que no conoces distancias;
me veo en ti que me completas;
me oigo en ti que me entiendes;
y me siento en ti que me veneras.
A ti que me odias, por odiarme,
y a ti que me amas, por amarme,
y a ti que me ignoras,
a ti te brindo mi vida entera.
Yo soy la mar y yo soy la ola,
porque yo soy contigo
quiera o no quiera.





viernes, 4 de abril de 2014

Lunes eterno

Frío y demente.
Lunes eterno.
He sido sujeto activo del dolor ajeno.

Vacié de esperanza sus ojos
y me quedé inerte.

Dejé de sentir para no ahogarme,
dejé de pensar para no asfixiarme,
me dejé llevar para no salir corriendo.
Mudo lamento.
Sorda locura.
Se paró el reloj de la cordura
y avanzaron las horas en silencio.
Cerré las puertas de mi memoria
para no recordar su postura.

Hace algún tiempo,
y aún a ratos me vuelve a encontrar
aquel lunes eterno.