Se mece en la garganta.
Juega indolente en la entraña
y por las noches se
enciende.
La decepción es un feo duende
que en mi estómago duerme.
Ahora sé que es lo que no creí,
que muestra lo que yo no vi,
y que no tiene lo que pensé.
Quise dibujarte a oscuras
y me salí del papel.
No me arrepiento.
Yo sí soy lo que has creído.
Yo no miento.