Y tú
qué sabes de mis miedos,
de mis
lamentos o del sabor de mis lágrimas.
Qué sabes
tú de mis caídas, de mis pesares...
No
atisbas ni a intuir mis oscuridades.
Qué
sabrás tú de lo que enturbia mi almohada,
o de lo
que se enreda en mi manta.
No tienes
ni idea de lo que me atraganta,
porque no
ríes conmigo.