Invencible

                                                         Eleva el perfil,

sacude tu entraña

y empieza fingir

que nada te engaña.

Recógete el pelo,

mira de frente,

domina tu celo,

saca a pasear el velo

de los que te ofenden.

Consume tu pena,

las lágrimas las quemas.

Coge tu mejor sueño y vuela.

Piérdete en tu reflejo,

muerde el bies de mi lengua,

donde se quedaron presas

las palabras que no dije.

Pinta de azul al que finge,

de verde pradera al que sangra,

de oscuro rojo pasión

al que acalle tu garganta,

y ríe.

Tu poderosa risa

te hará invencible.

Me como lo imposible

Es imposible no echarte de menos,
imposible no alterarme con el sonido de tu voz,
imposible no estremecerme cuando me miras,
imposible no escuchar el crujir de tu puerta,
imposible no esperar verte cada día,
imposible no enredarme en sueños contigo,
imposible no desear tu boca,
imposible no brindarte el último pensamiento,
y el primero, y el segundo…

Es imposible quererte más.
Y aun así puedo.

Lo que me enamora

Me enamora una ciudad
donde se mueren las vías,
donde sangran las tardes
sobre la faz de una ría.

Me enamora la humanidad
sencilla que no se esconde,
las personas sin dobleces
la buena gente sin nombre.

Me enamoran unas manos

que me enmudecen al verlas,
y unos ojos que taladran
mi más profunda inocencia.

Me enamora tu puerta abierta,

tu tarde tranquila,
tu broma fácil,
tu mirada esquiva,
tus gestos locos,
tu loca risa...

Me enamoro de ti,

y me da vida.

Otra vez loca

Ebria de tu saliva despierto
y el primer pensamiento ya te corona.
Presa de tus ademanes me encuentro,
pero voy a la fuga de tu aureola

Cuello envenenado que se me escapa.
Venosas manos que no me tocan.
Duele tu aliento en mi oído,
tu mirada en mi nuca,
tu calor en mi boca.

¡Ay loco corazón de paso corto!
¡Qué de tiempo que no estabas loca!

Latidos

Sístole turbada y hambrienta,
reflejo de un músculo loco
que a lo nuevo se enfrenta
con más miedo que vergüenza.

Y a soñar se sienta.

Diástole atada al asiento,

posando a mis pies el lamento

de ver esa puerta abierta.

Ya nada es igual.

La lógica ya no reina.
Es un duelo de palabras,
de sensaciones macabras
que vacían mi presencia.

Sístole que empuja.
Diástole que traga.
El corazón se refugia
por donde la razón no pasa.

La Canaleta

 

 

 

 

 

 

 

Porque acompañó mi infancia me postro ante esta arena

que se derrama en recuerdos y me evoca emociones infinitas,

tiernas batallas susurradas a esta playa, la más bonita,
y el calor del sol de este rincón me asegura que mereció la pena.

Surgen de la nada olores conocidos que atropellan mi garganta,
miradas conocidas que no logra borrar el tiempo,
caminos conocidos que otra vez oyen mi paso lento,
rincones conocidos que otra vez me amparan.
Me estremezco soñando que acaso me devuelva el cielo,
por un segundo, en este rincón, alguna de aquellas caras.

Qué es, si no, la vida.

Un terco andar y acumular miradas.
Yo no quiero perder ni una.

Punta Umbría

Búscame en esa hora fugaz de extraordinaria belleza,
entre la tarde y la noche,
cuando se olvidan de su luz las estrellas
y el día se resiste a abandonar el espejo de la arena de mi playa,
tu playa...

BREVEDADES (XVI)

Loco truhán, bicho, malo,
mordaz insensible genio del descaro,
húmeda locura de sueños raros
y dueño, al fin, del día más claro.
Maldita sea tu estampa.

Mala suerte

Ni me di cuenta.
Calladamente enredaste mis pensamientos
y otra vez se inflaron las emociones.
Bajé la guardia segura de ser más fuerte.
Al sonido de tu puerta me replegaba,
al eco lejano de tu voz puse murallas,
y resté importancia a tu presencia.
Era tu ausencia la que arañaba.

Infantil sentimiento ingobernable
se apodera de mi cada mañana.
No has hecho nada, no es obra tuya.
Es anhelo vacío del que se escuda
en no merecer ya nunca nada.

Si pudieran mis sueños volar a tu almohada,
o mis versos atravesar tu escudo...
Cantos de mudo.
Requiebros locos.
Has despertado una luz que sentí fundida.
Yo no quería.
Y ahora vivo atrapada en el descuento
del tiempo que resta hasta que vuelva a verte.
Qué mala suerte.

Así te espero

Te espero a ti que te atreves
a reincidir en lo imposible mil veces,
a traspasar el muro que me asfixia,
a reinventar mi historia;
tú que te adentras
sin calcular la derrota,
sin esperar la victoria.

Te espero a ti que te atreves

a coexistir en mi atmósfera,

a respirar mi aire,

a respetar mi sombra.

Te espero a ti.
A ti te espero.

¿Quién te roba?

Se resbala goloso por los recovecos

y se instala glorioso en el peor recuerdo.

Trae la desidia asida al brazo derecho,

del izquierdo le cuelga un amor inconfeso.

Sueña soñar el sueño de los felices,

bordando una almohada de mil tapices,

prestando color sólo a dos matices:

que acabe o que se eternice.

Está endemoniado por la impaciencia.

Se duele añorando grandes vivencias

que arranquen miseria a su existencia.

Y se desespera en su elocuencia.

Canto gitano que espanta males,

espanta el bordón de esta cantinela

y consume el dolor sordo de sus graves.

Que esos labios no son letales.

 

En la noche

Déjate enredar en esta danza eterna,
ungiendo de humedad frases sin sentido.
Cuelga tus falacias de mi lengua,
esconde tu cojera,
repliágate estremecido.
Disfruta de esta ténue entretela
que envuelve de dulzura tu gemido.
Y no le des más vueltas.

BREVEDADES (XV)

Voy a pintar de blanco mis pensamientos,
de blanco nube, de blanco cal.
Voy a reflejar el sol,
a deslumbrar al mar.
Voy a despintar el negro en lo que dejaste,
a ignorar el humo que te acompaña
y desenredar muy lento esta maraña
de egoísmo inmenso, que será tu lastre.
Porque todo lo que repartes
te será devuelto.

Impaciencia

Qué noche más negra te traga.
Hueles a arena fría de sombría playa
herida por un dedo infame que te tatúa
una palabra efímera que continúa
hasta cercenar tu calma.
Esperas la ola que al fin te alcance
y se trague la noche que a ti te traga.
Curiosa marea.
Muralla salada.
Déjala dormir.
Vuelve mañana.

BREVEDADES (XIV)

Si al final sólo puedo elegir uno, te elijo a ti,

que socavaste mi alma herida,

encontraste mi íntima semilla

y la dejaste ahí,

para seguir camino.

Siempre en ruta.

Sólo alumbrarte

Tus manos frías te delatan.
Tu cabeza se dispara y te traiciona,
inventando finales a historias que tú no entiendes.

Vida mía, ¡cuánto te quiero!
Pero no puedo acompasar tus sueños,
sólo alumbrarte.
No puedo recomponer el cielo
que te inventaste.

Apenas aspiro a encontrar la forma de acompañarte
y hacer llevadero tu dolor.
Hasta que la vida te enseñe
que son tus ojos el motor.

EN EL ESPEJO

 












Me miras desde ese lado como si no fueras yo,
me juzgas y me reprendes.

Lloras a mi par y escuchas mis oraciones

pero no ayudas.

Torpe enmienda sorda de corto alcance

que al apagar la luz te desvaneces,

incorpórea.

Soliloquio nocturno de un solo tono.
Inventada locura de piel etérea.

Te has dibujado un lunar para sorprenderme,

y diferenciarte de mí que te doy sentido.
Has codiciado en secreto independizarte

del cruel dominio de lo invertido.

Ahora te veo. No me das pena.
Si acaso me das pereza ajena.

¿Soy tu reflejo o eres tú el mío?

¿es compasión o condena
lo que de tu brillo emana?

Aquí mismo, de nuevo,

te veré mañana.