Me arranca
un quejido tu sombra
cuando me
como la luz que te arroba
y te ensombrece la cara. Es la mañana.
Se enloquecen
tus sones de caña,
se mitigan
tus olas lejanas,
se perturban
las alas mojadas
de quienes
despiertan ahora.
Es
increíble tu canto.
Inabarcable
tu aroma.
Tu sensación
me transporta
adonde mi
alma corona
la fina
sombra de tu nombre.
Y
entonces amanece.
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