domingo, 23 de octubre de 2011

Puerto


Puerto extraño. No hay luces que me orienten
entre escarpadas rocas que protegen la bocana
y se enfrentan ufanas a mis corrientes.

Puerto ingrato. Me siento en tu arena caliente
deshecha en temores inoportunos desde temprano
mientras la vida se gasta y me deja inerte.

No es puerto ese muro,
ni lo son esos palos.
Ni la orilla cercana.
Ni la ajada piel de unas manos.
Ni unos ojos.
Ni una sonrisa fugada.
Ni el secuestro de unos labios.
Yo soy el único puerto.
Yo soy el único barco.

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