domingo, 27 de marzo de 2011

Un final... cualquiera

Caminó durante horas. Perdido en el ruidoso discurrir de la ciudad, pensó mil veces cuál debería ser su decisión final. Irse. Quedarse. Sabía que no habría caminos intermedios. Sin darse cuenta se encontró frente a su portal. Sus pies habían caminado por él. ¿Habían decidido también? Subió la escalera. Abrió la puerta. Y en el rincón de la entrada abandonó su ser. Junto al paragüero. Fue consciente en ese mismo instante de que merecía la pena renunciar a sí mismo para dar vida a los que albergaba aquella casa.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Paso a paso, vas caminando,
te deslizas entre la angustia,
en el desierto del dolor que asusta.
entre murallas lejanas,
entre vientos y ventanas.

Se diluyen en el alma,
se me antoja su calma,
se nutren de tristeza
se desvanecen con presteza.

Paso a paso lavas tu alma,
Desolación, a nada se compara!.