martes, 10 de mayo de 2011

Soledad

Calladamente te cuelas,
bordas tu nombre en mi piel
y haces sangrar mi risa.
Pero yo acepto la afrenta,
y embisto en poderosa tienta
hasta que rebose la hiel
y acabe tu cantinela.
Suenas a mar que no tiene sueño,
a vuelo impropio que busca dueño
y a ilusión yacente.
Eres un grito demente.
Frugal alimento del miedo,
del olvido,
del desconsuelo.
Aquí te espero, poderosa,
para ganarte de nuevo.
Yo te conjuro.
Yo te destierro.
Me sorprendiste dormida.
Ya no me fío.
Has abordado el navío
de lo cotidiano.
Pero es en vano.
Ya estoy despierta.
O vuelves amiga,
o no vuelvas.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

yo te acompaño ojos bonitos... aunque no lo sepas

Lola Pelayo dijo...

¿?¿? .... por qué? escribir desde el anonimato es más fácil? :-(