viernes, 20 de mayo de 2011

Una calle libre


Han reaccionado, padre, se han despertado,
han tomado calles y plazas, y han acampado.
Se han vestido de principios, de sueños,
y sin armas, y sin miedo, y sin dueños,
le han dado voz al ciudadano.

Sufren de fiebre buena que se contagia,
que emociona sin entender de fronteras
porque les mueve la fe verdadera
en cambiar el mundo sin trucos de magia,
luciendo la mediocridad política por montera.

Y no tienen miedo.
Y no se mueven.
Y sí que pueden, padre,
acampar en sus propias calles.
Porque son suyas, son nuestras.
Tú, y otros como tú, te las ganaste.
Y ya está bien de buscar culpables.
La culpa es de los que creyeron
que era gratis asfixiar al pueblo
y engañarle en vez de gobernarle.
Ahí los tienes, padre, haciendo historia,
por los que como tú la escribieron antes,
y por todos esos que aún no escriben
pero quieren heredar la calle.
Una calle libre.

1 comentario:

Bob Esponja dijo...

Obesos de poder unos cuantos,
Falsos, egoístas, sin ningún valor propio.
Aprisionan las ideas de unos muchos,
que les muestran las migajas de su conciencia.
Son las narices de unos cuantos,
las que olfatean dinero y ambición.
Son las faltas de unos cuantos,
que con sus farsas envilecen la política.
Sobrevivimos a unos cuantos,
disueltos en fragmentos,
mostrando su patraña.
Se acabo la pandemia de la ignorancia,
de los que no miran,
de los que sólo andan y andan,
sin nada que perder,
con mucho que ganar,
ya no caminan.
se sientan y esperan,
Sólo unos estamos,
sólo unos sobrevivimos,
ya muchos se paran y piensan,
ya muchos exigen democracia.
¿No retroceden unos cuantos,
Cuando a la memoria acuden
y la ciencia habla?
Escucha los corazones de muchos,
que recogen el futuro a pedazos.
tú guerra si es sucia,
te alimentas de almas manchadas de petróleo.
Es lo único que tenemos muchos,
Corazón, resistencia y nuestros pasos.